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Cultivo una rosa blanca (José Martí)

 

Cultivo una rosa blanca
José Martí


José Martí


Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.

José Julián Martí Pérez: Cuba 1853 - 1895
 fue un político, diplomático, poeta, ensayista, periodista y filósofo cubano, fundador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra de Independencia de Cuba,

Amor (Juan Ramón Jimenez)

 Amor

Juan Ramón Jimenez
El amor, ¿a qué huele? Parece, cuando se ama,
que el mundo entero tiene rumor de primavera.
Las hojas secas tornan y las ramas con nieve,
y él sigue ardiente y joven, oliendo a la rosa eterna.

Por todas partes abre guirnaldas invisibles,
todos sus fondos son líricos risa o pena,
la mujer a su beso cobra un sentido mágico
que, como en los senderos, sin cesar se renueva...

Vienen al alma música de ideales conciertos,
palabras de una brisa liviana entre arboledas;
se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto
dejan como un romántico frescor de madreselvas.

Juan Ramón Jimenez: España 1881 -  Puerto Rico 1958.

La fuerza de la costumbre (Johann Wolfgang von Goethe)

 La fuerza de la costumbre

Johann Wolfgang von Goethe
¡Amé ya antes de ahora, mas ahora es cuando amo!
Antes era el esclavo; ahora el servidor soy.
De todos el esclavo en otro tiempo era;
a una beldad tan solo mi vasallaje doy;
que ella también me sirve, gustosa, a fuer de amante,
¿cómo con otra alguna a complacerme voy?

¡Creer imaginaba, pero ahora es cuando creo!
Y aunque raro parezca y hasta vituperable,
a la creyente grey muy gustoso me adhiero;
que al través de mil fuertes duras contrariedades,
de muy graves apuros e inminentes peligros,
todo de pronto leve se me hizo y tolerable.

¡Comidas hacía antes, pero ahora es cuando como!
Buen humor y alegría bulléndome en el cuerpo,
al sentarme a la mesa todo pesar olvido.
Engulle aprisa el joven y se va de bureo;
a mí, en cambio, me place yantar en sitio alegre;
saboreo los manjares y en su olor me recreo.

¡Antaño bebí, hoy es cuando bebo a gusto!
El vino nos eleva, nos hace soberanos
y las lenguas esclavas desata y manumite.
Sí, sedante bebida no escatiméis, hermanos,
que si del rancio vino los toneles se agotan,
ya en la bodega el nuevo mosto se está enranciando.

La danza practiqué e hice su panegírico,
y en cuanto oía sonar la invitación al baile
ya estaba yo marcando mis honestas posturas.
Y aquel que muchas flores cortó primaverales,
por más que todas ellas a guardar no acertara,
siempre le queda, al menos, un ramo razonable.

¡Sus, y a la obra de nuevo! No pienses ni caviles;
que quien amar no sabe a las floridas rosas
solo encuentra después espinas que le pinchen.
Del sol, hoy como ayer, fulge la enorme antorcha;
de las cabezas bajas aléjate prudente,
y haz que tu vida empiece de nuevo a cada hora.

Johann Wolfgang von Goethe: 1749 - 1832,  Alemania.

Tengo sed sobre la lluvia (Laure Gautier)

 Tengo sed sobre la lluvia

Laure Gautier

Llueve aún sobre rodez
una lluvia conocida
casi tibia una lluvia
fuera de temporada
Llueve siempre en rodez
una lluvia sin estación
unas gotas que caen
rebotan
como el blues
invariablemente
Sin duda recuerdas
el agua tersa y suave
cerca del granito rosa
que cae cantando
que cae exactamente
como notas azules
mirando

Aún no anochece en rodez
Entre azul y buenas noches
llueve una lluvia inútil
una lluvia fuera de temporada
¡Hablémoslo!

Precisamente
una lluvia sin tormenta,
sin nube,
una lluvia sin fuerza, de paisaje
que no está más,
de naturaleza arruinada, húmeda.
Es como un poema blando y dulce,
un poema íntimo, la lluvia fuera de temporada
moja turista.

Ni siquiera el anti-monzón,
una lluvia con alas
que arrincona a los turistas bajo las tiendas,
una lluvia de consumo
algunas veces funciona
asomarse a los escaparates, aprovechar los saldos
acaparar, acumular, ¿y si mejor la dejamos ahí?
Busco la nube que provocó la mojada,
la busco sin encontrarla.
No tengo nada que hacer sino dejar que llueva.
Tengo sed bajo la lluvia,
la lluvia del agua que no bebemos,
se bebe toda, sin vergüenza,
en plástico almacenado.
Tengo sed bajo la lluvia.
Hoy todo está dicho.

Llueve en rodez
mientras que en otros lados hay fuego
el mundo arde cuando llueve
la prueba es que hay de lluvias a lluvias
falsificaciones.

La tierra no huele
sin nube ni tormenta
la tierra no huele
sin embargo
me gustaría escarbarla como los perros
escarbarla y ver
una verde señal desenterrada
de lo futuro.


Laure Gautier, nació en 1972, Francia

Poemas (Safo de Lesbos)

 Estrofas de poemas 

Safo de Lesbos

Desde Creta ven, Afrodita, aquí,
a este sacro templo, que un bello bosque
de manzanos hay, y el incienso humea
ya en los altares;

suena fresca el agua por los renuevos
y las rosas dan al lugar su sombra,
y un profundo sueño de entre sus hojas
trémulas baja;

pasto de caballos, el prado aquí
lleno está de flores de primavera
y las brisas soplan oliendo a miel…


Ven, Chipriota, y cíñete con guirnaldas
y en las copas de oro con linda gracia
a la fiesta unido el divino néctar
échanos luego.

***
…y te invito, Abantis, a que ahora cantes
de Gongula tú y en tu mano el arpa:
¡cómo ya el deseo a redor revuela
de ti, mi bella!,

pues con solo ver su pequeña capa
sientes ya el hechizo, y yo lo gozo,
que es la diosa misma nacida en Chipre
quien te reprocha…

cuando rezo…
esa palabra…
yo quiero…

***
… y la noche entera con sus canciones
celebrando pasan tu amor las jóvenes
y a la casadita con mil violetas
en su regazo.

Venga, arriba, novio; salir ahora
con los mozos toca. Que así podremos
ver hoy menos sueño que los pardales
gorgoriteantes.

***
…otra chica no habrá,
creo, jamás,
viendo la luz del sol,

que se pueda decir
que en su saber
se te parezca a ti…

***
Como la dulce manzana rojea en la rama más alta,
alta en la más alta punta, y la olvidan los cosechadores.
Ah, pero no es que la olviden, sino que alcanzarla no pueden.

Safo, s VI a. de C., Grecia.

El día que me quieras (Amado Nervo)

 El día que me quieras

Amado Nervo

El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas
irán por las laderas
saltando cristalinas
el día que me quieras.

El día que me quieras, los sotos escondidos
resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,
luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas,
delante de tus pasos, el día que me quieras...
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

Al reventar el alba del día que me quieras,
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje
ala maravillosa; cada arrebol, miraje
de Las Mil y una Noches; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

Amado Nervo: México 1870 - Uruguay 1919.

Plenitud (Victor Hugo)

 Plenitud

Victor Hugo

Puesto que apliqué mis labios a tu copa llena aún,
y puse entre tus manos mi pálida frente;
puesto que alguna vez pude respirar el dulce aliento,
de tu alma, perfume escondido en la sombra.

Puesto que me fue concedido escuchar de ti
las palabras en que se derrama el corazón misterioso;
ya que he visto llorar, ya que he visto sonreír,
tu boca sobre mi boca, tus ojos en mis ojos.

Ya que he visto brillar sobre mi cabeza ilusionada
un rayo de tu estrella, ¡ay!, siempre velada.
Ya que he visto caer en las ondas de mi vida
un pétalo de rosa arrancado a tus días,

puedo decir ahora a los veloces años:
¡Pasad! ¡Seguid pasando! ¡Yo no envejeceré más!
Idos todos con todas nuestras flores marchitas,
tengo en mi álbum una flor que nadie puede cortar.

vuestras alas, al rozarlo, no podrán derramar
el vaso en que ahora bebo y que tengo bien lleno.
Mi alma tiene más fuego que vosotros ceniza.
Mi corazón tiene más amor que vosotros olvido. 

Víctor Hugo 1802, Besanzón, Francia, 1885, París, Francia

Alma desnuda (Alfonsina Storni)

 Alma desnuda

Alfonsina Storni

Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce Valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.

Alfonsina Storni, 1892 Suiza - 1938 Argentina.

A una rosa (Luis de Góngora)

 A una rosa

Luis de Góngora

Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida?
Y, ¿para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para la vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.
Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándose a un blanco y liso cuello,

ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,

ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh, claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,

mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los suyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.

Luis de Góngora, 1561 - 1627 España.xx

Melancolía (Juana de Ibarbourou)

 Melancolía

Juana de Ibarbourou

La sutil hilandera teje su encaje oscuro
con ansiedad extraña, con paciencia amorosa.
¡Qué prodigio si fuera hecho de lino puro
y fuera, en vez de negra la araña, color rosa!

En un rincón del huerto aromoso y sombrío
la velluda hilandera teje su tela leve.
En ella sus diamantes suspenderá el rocío
y la amarán la luna, el alba, el sol, la nieve.

Amiga araña: hilo cual tú mi velo de oro
y en medio del silencio mis joyas elaboro.
Nos une, pues, la angustia de un idéntico afán.

Mas pagan tu desvelo la luna y el rocío.
¡Dios sabe, amiga araña, qué hallaré por el mío!
¡Dios sabe, amiga araña, qué premio me darán!

Si alguien llama a tu puerta (Gabriel García Márquez)

    Si alguien llama a tu puerta Gabriel García Márquez Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,  Y algo de tu sangre late y no reposa En su...