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La vida es sueño, Monólogo de Segismundo (Calderón de la Barca)

 La vida es sueño

Monólogo de Segismundo
Calderón de la Barca
Pedro Calderón de la Barca

                                                                   
Sueña el rey que es rey,
y vive con ese engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe,
 prestado, en el viento, escribe,
 y en cenizas le convierte
 la muerte, ¡desdicha fuerte!
 ¿Que hay quién intente reinar,
  viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
                         
 Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidado le ofrece;
 sueña el pobre que padece,
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
 sueña el que afana y pretende,
 sueña el que agravia y ofende,
  y en el mundo, en conclusión,
 todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
                         
 Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
 y soñé que en otro estado
 más lisonjero me vi.
¿Que es la vida? ... un frenesí,
   ¿Que es la vida? ... una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
 que toda la vida es sueño,
y los sueños ... sueños son.

                                                
 Pedro Calderón de la Barca: 1600 - 1681, España.
Poeta.

El soldado español de los tercios (Calderón de la Barca)

 El soldado español de los tercios

Calderón de la Barca

Este ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que el adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira como procede.
Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho
no adorna el vestido el pecho
que el pecho adorna al vestido.
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el honor, la bizarría, el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.

                                                
 Pedro Calderón de la Barca: 1600 - 1681, España.
Poeta.

¿Qué es poesía? (Gustavo Adolfo Becquer)

 ¿Qué es poesía?

Rima XXI

Gustavo Adolfo Becquer

Gustavo Adolfo Becquer


¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía!, ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

Gustavo Adolfo Becquer, España (1836 - 1870)
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, ​ poeta y narrador español del Romanticismo.​

Volverán las oscuras golondrinas (Gustavo Adolfo Becquer)

 Volverán las oscuras golondrinas

Gustavo Adolfo Becquer 

Gustavo Adolfo Becquer

Gustavo Adolfo Bécquer 

Volverán las oscuras golondrinas
  a tu balcón sus nidos a colgar.
y otra vez con el ala a tus cristales
 con el ala, llamarán.


  Pero aquéllas, que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
   aquéllas, que aprendieron nuestro nombre .
esas ... ¡no volverán!
                              
  Volverán las tupidas madreselvas
   de ti jardín las tapias a escalar 
  y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
  sus flores se abrirán.


  Pero aquéllas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día ...
esas ... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos,
las palabras ardientes a sonar,
 tu corazón de su profundo sueño,
 tal vez despertará.
                                 
  Pero mudo, absorto y de rodillas,
  como se adora a Dios ante el altar,
  como yo te he querido ... ¡desengañate!
 nadie así te amará. 

Gustavo Adolfo Becquer

Gustavo Adolfo Becquer, España (1836 - 1870)
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, ​ poeta y narrador español del Romanticismo. 
Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación de sus escritos obtuvo el prestigio que hoy tiene

A la vida retirada (Fray Luis de León)

  A la vida retirada

Fray Luis de León

Fray Luis de León

Que descansada vida
del huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida senda,
por donde han ido, 
los pocos sabios que 
en el mundo han sido.

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo se admira,
fabricado del sabio moro,
en jaspe sustentado !

No cura si la fama, 
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Que presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado,
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río!
¡Oh secreto, seguro deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero,
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio esta atenido.

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo, 
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,
por mi mano planteado tengo un huerto,
que con la primavera 
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

 Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.

El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruido
que del oro y del cetro pone olvido.

Téngase un tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro 
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena cruje
y en ciega noche el claro día,
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
ya la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta y la vajilla
de fino oro labrada
sea de quién la mar no teme airada.

Y mientras miserablemente
se están los otros abrazando
con sed insaciable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra este cantando.

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído 
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.

Fray Luis de León, España, 1527 -  1591.
Luis de León fue teólogo, poeta, humanista y religioso agustino de la escuela salmantina. 
Fray Luis de León es uno de los poetas más importantes del Renacimiento español junto con Francisco de Aldana, Alonso de Ercilla y San Juan de la Cruz.

Elegía (Miguel Henández)

 Elegía


Miguel Hernández

Miguel Hernández


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Miguel Hernández Gilabert. Orihuela, España: 1910, Alicante, España: 1942.

Que tristeza el olor a jazmín (Juan Ramón Jimenez)

 ¡Que tristeza el olor a jazmín!

Juan Ramón Jimenez

¡Qué tristeza de olor de jazmín! El verano
torna a encender las calles y a oscurecer las casas,
y, en las noches, regueros descendidos de estrellas
pesan sobre los ojos cargados de nostalgia.

En los balcones, a las altas horas, siguen
blancas mujeres mudas, que parecen fantasmas;
el río manda, a veces, una cansada brisa,
el ocaso, una música imposible y romántica.

La penumbra reluce de suspiros; el mundo
se viene, en un olvido mágico, a flor de alma;
y se cogen libélulas con las manos caídas,
y, entre constelaciones, la alta luna se estanca.

¡Qué tristeza de olor de jazmín! Los pianos
están abiertos; hay en todas partes miradas
calientes… Por el fondo de cada sombra azul,
se esfuma una visión apasionada y lánguida.

Juan Ramón Jimenez: España 1881 -  Puerto Rico 1958.
Poeta Español.

Amor (Juan Ramón Jimenez)

 Amor

Juan Ramón Jimenez
El amor, ¿a qué huele? Parece, cuando se ama,
que el mundo entero tiene rumor de primavera.
Las hojas secas tornan y las ramas con nieve,
y él sigue ardiente y joven, oliendo a la rosa eterna.

Por todas partes abre guirnaldas invisibles,
todos sus fondos son líricos risa o pena,
la mujer a su beso cobra un sentido mágico
que, como en los senderos, sin cesar se renueva...

Vienen al alma música de ideales conciertos,
palabras de una brisa liviana entre arboledas;
se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto
dejan como un romántico frescor de madreselvas.

Juan Ramón Jimenez: España 1881 -  Puerto Rico 1958.

Estoy triste y mis ojos no lloran (Juan Ramón Jiménez)

Estoy triste y mis ojos no lloran
Juan Ramón Jiménez

Estoy triste, y mis ojos no lloran
y no quiero los besos de nadie;
mi mirada serena se pierde
en el fondo callado del parque.

¿Para qué he de soñar en amores
si está oscura y lluviosa la tarde
y no vienen suspiros ni aromas
en las rondas tranquilas del aire?

Han sonado las horas dormidas;
está solo el inmenso paisaje;
ya se han ido los lentos rebaños;
flota el humo en los pobres hogares.

Al cerrar mi ventana a la sombra,
una estrena brilló en los cristales;
estoy triste, mis ojos no lloran,
¡ya no quiero los besos de nadie!

Soñaré con mi infancia: es la hora
de los niños dormidos; mi madre
me mecía en su tibio regazo,
al amor de sus ojos radiantes;

y al vibrar la amorosa campana
de la ermita perdida en el valle,
se entreabrían mis ojos rendidos
al misterio sin luz de la tarde...

Es la esquila; ha sonado. La esquila
ha sonado en la paz de los aires;
sus cadencias dan llanto a estos ojos
que no quieren los besos de nadie.

¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores,
ya hay fragancias y cantos; si alguien
ha soñado en mis besos, que venga
de su plácido ensueño a besarme.

Y mis lágrimas corren... No vienen...
¿Quién irá por el triste paisaje?
Sólo suena en el largo silencio
la campana que tocan los ángeles.


Juan Ramón Jimenez: España 1881 -  Puerto Rico 1958.
Poeta español

No rechaces los sueños por ser sueños (Pedro Salinas)

 No rechaces los sueños por ser sueños

Pedro Salinas

No rechaces los sueños por ser sueños
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
Yo soy el sol, los cielos, el amor.
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.

Sin voz desnuda

Sin armas. Ni las dulces
sonrisas, ni las llamas
rápidas de la ira.
Sin armas. Ni las aguas
de la bondad sin fondo,
ni la perfidia, corvo pico.
Nada. Sin armas. Sola.

Ceñida en tu silencio.
Sí y no, mañana y cuando,
quiebran agudas puntas
de inútiles saetas
en tu silencio liso
sin derrota ni gloria.
¡Cuidado!, que te mata
fría, invencible, eterna
eso, lo que te guarda,
eso, lo que te salva,
el filo del silencio que tú aguzas.

Pedro Salinas Serrano: España 1891 -  Estados Unidos 1951.

La voz a ti devida (Pedro Salinas)

 La voz a ti devida

Pedro Salinas

Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

Pedro Salinas Serrano: España 1891 -  Estados Unidos 1951.

Poderoso caballero es don dinero (Francisco de Quevedo)

 Poderoso caballero es don dinero

Francisco de Quevedo

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Francisco de Quevedo: 1580 - 1645, España.

Romance satírico (Francisco de Quevedo)

 Romance satírico

Francisco de Quevedo

Pues me hacéis casamentero,
Ángela de Mondragón,
escuchad de vuestro esposo
las grandezas y el valor.

Él es un Médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio y el bolsón.

Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce, y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.

En entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego dicen los niños:
«Dios perdone al que murió».

Y con ser todos mortales
los Médicos, pienso yo
que son todos venïales,
comparados al Dotor.

Al caminante, en los pueblos
se le pide información,
temiéndole más que a la peste
de si le conoce, o no.

De Médicos semejantes
hace el Rey nuestro Señor
bombardas a sus castillos,
mosquetes a su escuadrón.

Si a alguno cura, y no muere,
piensa que resucitó,
y por milagro le ofrece
la mortaja y el cordón.

Si acaso estando en su casa
oye dar algún clamor,
tomando papel y tinta
escribe: «Ante mí pasó».

No se le ha muerto ninguno
de los que cura hasta hoy,
porque antes que se mueran
los mata sin confesión.

De envidia de los verdugos
maldice al Corregidor,
que sobre los ahorcados
no le quiere dar pensión.

Piensan que es la muerte algunos;
otros, viendo su rigor,
le llaman el día del juicio,
pues es total perdición.

No come por engordar,
ni por el dulce sabor,
sino por matar la hambre,
que es matar su inclinación.

Por matar mata las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciégalo vive
a la sombra de un rincón.

Su mula, aunque no está muerta,
no penséis que se escapó,
que está matada de suerte
que le viene a ser peor.

Él, que se ve tan famoso
y en tan buena estimación,
atento a vuestra belleza,
se ha enamorado de vos.

No pide le deis más dote
de ver que matáis de amor,
que en matando de algún modo
para en uno sois los dos.

Casaos con él, y jamás
vïuda tendréis pasión,
que nunca la misma muerte
se oyó decir que murió.

Si lo hacéis, a Dios le ruego
que os gocéis con bendición;
pero si no, que nos libre
de conocer al Dotor.

Francisco de Quevedo: 1580 - 1645, España.

Qué bien sé yo la fonte que mane y corre, aunque es de noche (San Juan de la Cruz)

 Qué bien sé yo la fonte que mane y corre, aunque es de noche

San Juan de la Cruz

1. Aquella eterna fonte está escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche. 

2. Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche. 

3. Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben de ella,
aunque es de noche. 

4. Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche. 

5. Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche. 

6. Sé ser tan caudalosos sus corrientes.
que infiernos, cielos riegan y las gentes,
aunque es de noche. 

7. El corriente que nace de esta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche. 

8. El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche. 

9. Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche. 

10. Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras
porque es de noche. 

11. Aquesta viva fuente que deseo,
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.


San Juan de la Cruz: 1542 - 1591, España

Noche oscura (San Juan de la Cruz)

 Noche oscura (San Juan de la Cruz)

San Juan de la Cruz

En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras, y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!
a oscuras, y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada:
oh noche que juntaste
Amado con Amada.
Amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

Quedeme, y olvideme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo, y dejeme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

San Juan de la Cruz: 1542 - 1591, España

Anoche cuando dormía (Antonio Machado)

 Anoche cuando dormíaIlusión

Antonio Machado

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.

Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;

y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.

Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Antonio Machado: España 1875 - Francia 1939.

Romance de la luna (Federico García Lorca)

 Romance de la Luna

Federico García Lorca

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la Luna
con el niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.

Federico García Lorca: 1898 - 1936, España.

Libertad (Carolina Coronado)

 Libertad 

Carolina Coronado

Risueños están los mozos,
gozosos están los viejos
porque dicen, compañeras,
que hay libertad para el pueblo.

Todo es la turba cantares,
los campanarios estruendo,
los balcones luminarias,
y las plazuelas festejos.

Gran novedad en las leyes,
que, os juro que no comprendo,
ocurre cuando a los hombres
en tal regocijo vemos.

Muchos bienes se preparan,
dicen los doctos al reino,
si en ello los hombres ganan
yo, por los hombres, me alegro;

Mas, por nosotras, las hembras,
ni lo aplaudo, ni lo siento,
pues aunque leyes se muden
para nosotras no hay fueros.

¡Libertad! ¿qué nos importa?
¿qué ganamos, qué tendremos?
¿un encierro por tribuna
y una aguja por derecho?

¡Libertad! ¿de qué nos vale
si son los tiranos nuestros
no el yugo de los monarcas,
el yugo de nuestro sexo?

¡Libertad! ¿pues no es sarcasmo
el que nos hacen sangriento
con repetir ese grito
delante de nuestros hierros?

¡Libertad! ¡Ay! para el llanto
tuvímosla en todos tiempos;
con los déspotas lloramos,
con tributos lloraremos;

Que, humanos y generosos
estos hombres, como aquellos,
a sancionar nuestras penas
en todo siglo están prestos.

Los mozos están ufanos,
gozosos están los viejos,
igualdad hay en la patria,
libertad hay en el reino.

Pero os digo, compañeras,
que la ley es sola de ellos,
que las hembras no se cuentan
ni hay Nación para este sexo.

Por eso aunque los escucho
ni me aplaudo ni lo siento;
si pierden ¡Dios se lo pague!
y si ganan ¡buen provecho!


Carolina Coronado: España 1823 - Portugal 1911.

A una rosa (Luis de Góngora)

 A una rosa

Luis de Góngora

Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida?
Y, ¿para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para la vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.
Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándose a un blanco y liso cuello,

ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,

ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh, claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,

mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los suyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.

Luis de Góngora, 1561 - 1627 España.xx

A Emma (José Martí)

  A Emma  José Martí  No sientas que te falte  el don de hablar que te arrebata el cielo,  no necesita tu belleza esmalte  ni tu alma pura m...