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Lanzar los dados (Charles Bukowski)

 Lanzar los dados

Charles Bukowski

Si vas a intentarlo, ve hasta el final.
De otra forma ni siquiera comiences.
Si vas a intentarlo, ve hasta el final.

Esto puede significar perder novias,
esposas,
parientes,
trabajos y,
quizá tu cordura.

Ve hasta el final.
Esto puede significar no comer por 3 o 4 días.
Esto puede significar congelarse en la banca de un parque.
Esto puede significar la cárcel.
Esto puede significar burlas, escarnios, soledad…

La soledad es un regalo.
Los demás son una prueba de tu insistencia, o
de cuánto quieres realmente hacerlo.

Y lo harás,
a pesar del rechazo y de las desventajas,
y será mejor que cualquier cosa que hayas imaginado.

Si vas a intentarlo, ve hasta el final.
No hay otro sentimiento como ese.

Estarás a solas con los dioses
y las noches se encenderán con fuego.

Hazlo, hazlo, hazlo.
Hazlo.
Hasta el final,hasta el final.

Llevarás la vida directo a la perfecta carcajada.
Es la única buena lucha que hay.

Charles Bukowski: Alemania 1920 - Estados Unidos 1994.

Heinrich Karl Bukowski, fue un escritor de relatos, novelista y poeta estadounidense nacido en Alemania, representante del realismo sucio y considerado como un “poeta maldito”, debido a su excesivo alcoholismo, pobreza y bohemia.​ 

Soy un fracaso (Charles Bukowski)

 Soy un fracaso

Charles Bukowski

Le puse el seguro a la puerta del auto
y al levantar la mirada vi a este tipo
caminando hacia mí
se parecía a Peter mi viejo amigo
pero no era Peter
era un hombre demacrado
en jeans y camisa azul de trabajo
y me dijo:
“oye, mi esposa y yo
necesitamos algo para comer,
morimos de hambre”
Miré detrás de él
y ahí estaba
su mujer
que me miró con ojos a punto
de lágrima.
Le di un billete de cinco.
“¡Te amo, hombre!”, gritó,
“No me lo gastaré en bebida”.
“¿Por qué no?”, le contesté,
“Es lo que yo haría…”

Me alejé para entrar a un edificio
arreglé unos cuantos asuntos
salí
regresé al auto
como siempre
pensando
si hice lo correcto
o si fui víctima de un engaño.

Mientras conducía
recordé mis años
de miseria
hambriento más allá de cualquier arreglo
nunca pedí a nadie un centavo.

Esa noche, después de unos tragos,
le expliqué a la mujer con la que vivía
lo mucho que daba dinero a vagabundos
pero que yo
en los tiempos más obscuros
de hambre en mi vida
me negué a pedir nada a nadie.

“lo que pasa es que ni para eso
servías”, dijo ella.

Charles Bukowski: Alemania 1920 - Estados Unidos 1994.

La despedida (Johann Wolfgang von Goethe)

 La despedida

Johann Wolfgang von Goethe

Esta clásica tierra felizmente me inspira;
pretérito y presente por igual me seducen.
De los antiguos sigo el consejo, y sus obras
con mano ansiosa hojeo, y siempre en ello gozo.
Mas Amor en la noche de otro modo me ocupa,
y por poco que aprenda doblemente me ufano.
Pero ¿es que aprendo poco contemplando las formas
de esta viva escultura que mis manos moldean?
Ahora es cuando comprendo al mármol; pues lo estudio
con ojos sensitivos y con manos videntes.
Y si del día la amada alguna hora me niega,
en cambio de la noche me las concede todas.
No todo se va en besos; que también conversamos,
y cuando le entra el sueño yo despierto medito.
Más de un poema, en sus brazos, he rimado, y a fe
que tecleando en su espalda suavemente, 
escandía los latinos hexámetros. 
En tanto, ella en su plácido
sueño alentaba un soplo que mi sangre encendía.
Atizaba su antorcha Amor y recordaba
los tiempos en que al célebre triunvirato asistiera.

La hermosa noche

Abandonar debo el chozo
donde vive mi adorada,
y con paso sigiloso
vago por la selva árida;
brilla la luna en la fronda,
alienta una brisa blanda,
y el abedul, columpiándose,
a ella eleva su fragancia.
¡Cómo me place el frescor
de la bella noche estiva!
¡Qué bien se siente aquí
lo que nos llena de dicha!
¡Trabajo cuesta decirlo!…
Y sin embargo, daría
yo mil noches como esta
por una junto a mi amiga.


Johann Wolfgang von Goethe: 1749 - 1832, Alemania.

La fuerza de la costumbre (Johann Wolfgang von Goethe)

 La fuerza de la costumbre

Johann Wolfgang von Goethe
¡Amé ya antes de ahora, mas ahora es cuando amo!
Antes era el esclavo; ahora el servidor soy.
De todos el esclavo en otro tiempo era;
a una beldad tan solo mi vasallaje doy;
que ella también me sirve, gustosa, a fuer de amante,
¿cómo con otra alguna a complacerme voy?

¡Creer imaginaba, pero ahora es cuando creo!
Y aunque raro parezca y hasta vituperable,
a la creyente grey muy gustoso me adhiero;
que al través de mil fuertes duras contrariedades,
de muy graves apuros e inminentes peligros,
todo de pronto leve se me hizo y tolerable.

¡Comidas hacía antes, pero ahora es cuando como!
Buen humor y alegría bulléndome en el cuerpo,
al sentarme a la mesa todo pesar olvido.
Engulle aprisa el joven y se va de bureo;
a mí, en cambio, me place yantar en sitio alegre;
saboreo los manjares y en su olor me recreo.

¡Antaño bebí, hoy es cuando bebo a gusto!
El vino nos eleva, nos hace soberanos
y las lenguas esclavas desata y manumite.
Sí, sedante bebida no escatiméis, hermanos,
que si del rancio vino los toneles se agotan,
ya en la bodega el nuevo mosto se está enranciando.

La danza practiqué e hice su panegírico,
y en cuanto oía sonar la invitación al baile
ya estaba yo marcando mis honestas posturas.
Y aquel que muchas flores cortó primaverales,
por más que todas ellas a guardar no acertara,
siempre le queda, al menos, un ramo razonable.

¡Sus, y a la obra de nuevo! No pienses ni caviles;
que quien amar no sabe a las floridas rosas
solo encuentra después espinas que le pinchen.
Del sol, hoy como ayer, fulge la enorme antorcha;
de las cabezas bajas aléjate prudente,
y haz que tu vida empiece de nuevo a cada hora.

Johann Wolfgang von Goethe: 1749 - 1832,  Alemania.

Oda a la alegría (Friedrich Von Schiller)

 Oda a la alegría

Friedrich Von Schiller

¡Oh amigos, cesad esos ásperos cantos!
Entonemos otros más agradables y
llenos de alegría.
¡Alegría, alegría!

¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.

Quien haya alcanzado la fortuna
de poseer la amistad de un amigo, quien
haya conquistado a una mujer deleitable
una su júbilo al nuestro.
Sí, quien pueda llamar suya aunque
sólo sea a un alma sobre la faz de la Tierra.
Y quien no pueda hacerlo,
que se aleje llorando de esta hermandad.

Todos los seres beben la alegría
en el seno de la naturaleza,
todos, los buenos y los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio ósculos y pámpanos
y un fiel amigo hasta la muerte.
Al gusano se le concedió placer
y al querubín estar ante Dios.

Gozosos, como los astros que recorren
los grandiosos espacios celestes,
transitad, hermanos,
por vuestro camino, alegremente,
como el héroe hacia la victoria.

¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.

¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo sobre la bóveda estrellada.
Allí, sobre las estrellas, debe vivir.

¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.

¡Alegría, hermosa chispa de los dioses,
hija del Elíseo!
¡Alegría, bella chispa divina!
Friedrich Von Schiller 

 

1759-1805,  Alemania.

La vida es sueño, Monólogo de Segismundo (Calderón de la Barca)

  La vida es sueño Monólogo de Segismundo Calderón de la Barca                                                                      Sueña el...