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Volverán las oscuras golondrinas (Gustavo Adolfo Becquer)

 Volverán las oscuras golondrinas

Gustavo Adolfo Becquer 

Gustavo Adolfo Becquer

Gustavo Adolfo Bécquer 

Volverán las oscuras golondrinas
  a tu balcón sus nidos a colgar.
y otra vez con el ala a tus cristales
 con el ala, llamarán.


  Pero aquéllas, que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
   aquéllas, que aprendieron nuestro nombre .
esas ... ¡no volverán!
                              
  Volverán las tupidas madreselvas
   de ti jardín las tapias a escalar 
  y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
  sus flores se abrirán.


  Pero aquéllas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día ...
esas ... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos,
las palabras ardientes a sonar,
 tu corazón de su profundo sueño,
 tal vez despertará.
                                 
  Pero mudo, absorto y de rodillas,
  como se adora a Dios ante el altar,
  como yo te he querido ... ¡desengañate!
 nadie así te amará. 

Gustavo Adolfo Becquer

Gustavo Adolfo Becquer, España (1836 - 1870)
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, ​ poeta y narrador español del Romanticismo. 
Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación de sus escritos obtuvo el prestigio que hoy tiene

A una rosa (Luis de Góngora)

 A una rosa

Luis de Góngora

Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida?
Y, ¿para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para la vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.
Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándose a un blanco y liso cuello,

ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,

ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh, claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,

mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los suyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.

Luis de Góngora, 1561 - 1627 España.xx

Soneto (Rafael Alberti)

 Soneto 

Rafael Alberti

Oh tú mi amor, la de subidos senos
en punta de rubíes levantados
los más firmes, pulidos, deseados,
llenos de luz y de penumbra llenos.

Hermosos, dulces, mágicos, serenos
o en la batalla erguidos, agitados,
o ya en juegos de puro amor besados,
gráciles corzas de dormir morenos.

Oh tú mi amor, el esmerado estilo
de tu gran hermosura que en sigilo
casi muriendo alabo a toda hora.

Oh tú mi amor, yo canto la armonía
de tus perfectos senos la alegría
al ver que se me abren cada aurora.

Rafael Alberti: 1902 - 1999, España.

Si de mi baja la lira (Garcilaso de la Vega)

 Canción V 

(Fragmento: Si de mi baja la lira)
Garcilaso de la Vega

Si de mi baja lira
Tanto pudiese el son, que en un momento
Aplacase la ira
Del animoso viento,
Y la furia del mar y el movimiento;

Y en ásperas montañas
Con el süave canto enterneciese
Las fieras alimañas,
Los árboles moviese,
Y al son confusamente los trajese;

No pienses que cantado
Sería de mí, hermosa flor de Gnido,
El fiero Marte airado,
A muerte convertido,
De polvo y sangre y de sudor teñido;

Ni aquellos capitanes
En las sublimes ruedas colocados,
Por quien los alemanes
El fiero cuello atados,
Y los franceses van domesticados.

Mas solamente aquella
Fuerza de tu beldad sería cantada,
Y alguna vez con ella
También sería notada
El aspereza de que estás armada;

Y cómo por ti sola,
Y por tu gran valor y hermosura,
Convertida en viola,
Llora su desventura
El miserable amante en su figura.

Hablo de aquel cautivo,
De quien tener se debe más cuidado,
Que está muriendo vivo,
Al remo condenado,
En la concha de Venus amarrado.

Por ti, como solía,
Del áspero caballo no corrige
La furia y gallardía,
Ni con freno le rige,
Ni con vivas espuelas ya le aflige.

Por ti, con diestra mano
No revuelve la espada presurosa,
Y en el dudoso llano
Huye la polvorosa
Palestra como sierpe ponzoñosa.

Por ti, su blanda musa,
En lugar de la cítara sonante,
Tristes querellas usa,
Que con llanto abundante
Hacen bañar el rostro del amante.

Por ti, el mayor amigo
Le es importuno, grave y enojoso;
Yo puedo ser testigo
Que ya del peligroso
Naufragio fui su puerto y su reposo.

Y ahora en tal manera
Vence el dolor a la razón perdida,
Que ponzoñosa fiera
Nunca fue aborrecida
Tanto como yo dél, ni tan temida.

No fuiste tú engendrada
Ni producida de la dura tierra;
No debe ser notada
Que ingratamente yerra
Quien todo el otro de sí destierra.

Hágate temerosa
El caso de Anaxárate, y cobarde,
Que de ser desdeñosa
Se arrepintió muy tarde;
Y así, su alma con su mármol arde.

Estábase alegrando
Del mal ajeno el pecho empedernido,
Cuando abajo mirando
El cuerpo muerto vide
Del miserable amante, allí tendido.

Y al cuello el lazo atado,
Con que desenlazó de la cadena
El corazón cuitado,
Que con su breve pena
Compró la eterna punición ajena.

Sintió allí convertirse
En piedad amorosa el aspereza.
¡Oh tarde arrepentirse!
¡Oh última terneza!
¿Cómo te sucedió mayor dureza?

Los ojos se enclavaron
En el tendido cuerpo que allí vieron,
Los huesos se tornaron
Más duros y crecieron,
Y en sí toda la carne convirtieron;

Las entrañas heladas
Tornaron poco a poco en piedra dura;
Por las venas cuitadas
La sangre su figura
Iba desconociendo y su natura;

Hasta que finalmente
En duro mármol vuelta y trasformada,
Hizo de sí la gente
No tan maravillada
Cuanto de aquella ingratitud vengada.

No quieras tú, señora,
De Némesis airada las saetas
Probar, por Dios, ahora;
Baste que tus perfectas
Obras y hermosura a los poetas

Den inmortal materia,
Sin que también en verso lamentable
Celebren la miseria
De algún caso notable
Que por ti pase triste y miserable.

Garcilaso de la Vega: España 1491 - Francia 1536
Fue un poeta y militar español del Siglo de Oro.​​ 

Si alguien llama a tu puerta (Gabriel García Márquez)

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