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Canción del corsario (Lord Byron)

 Canción del corsario

Lord Byron

En su fondo mi alma lleva un tierno secreto
solitario y perdido, que yace reposado;
mas a veces, mi pecho al tuyo respondiendo,
como antes vibra y tiembla de amor, desesperado.

Ardiendo en lenta llama, eterna pero oculta,
hay en su centro a modo de fúnebre velón,
pero su luz parece no haber brillado nunca:
ni alumbra ni combate mi negra situación.

¡No me olvides!... Si un día pasaras por mi tumba,
tu pensamiento un punto reclina en mí, perdido...
La pena que mi pecho no arrostrara, la única,
es pensar que en el tuyo pudiera hallar olvido.

Escucha, locas, tímidas, mis últimas palabras
la virtud a los muertos no niega ese favor;
dame... cuanto pedí. Dedícame una lágrima,
¡la sola recompensa en pago de tu amor!...

George Gordon Byron  1788 - 1824 Inglaterra
Poeta mas conocido como: Lord Byron

Al cumplir mis 36 años (Lord Byron)

 Al cumplir mis 36 años

Lord Byron
¡Calma, corazón, ten calma!
¿A qué lates, si no abates
ya ni alegras a otra alma?
¿A qué lates?

Mi vida, verde parral,
dio ya su fruto y su flor,
amarillea, otoñal,
sin amor.

Mas no pongamos mal ceño!
¡No pensemos, no pensemos!
Démonos al alto empeño
que tenemos.

Mira: Armas, banderas, campo
de batalla, y la victoria,
y Grecia. ¿No vale un lampo
de esta gloria?

¡Despierta! A Hélade no toques,
Ya Hélade despierta está.
Invócate a ti. No invoques
más allá

Viejo volcán enfriado
es mi llama; al firmamento
alza su ardor apagado.
¡Ah momento!

Temor y esperanza mueren.
Dolor y placer huyeron.
Ni me curan ni me hieren.
No son. Fueron.

¿A qué vivir, correr suerte,
si la juventud tu sien
ya no adorna? He aquí tu
muerte.

Y está bien.
Tras tanta palabra dicha,
el silencio. Es lo mejor.
En el silencio ¿no hay dicha?
y hay valor.

Lo que tantos han hallado
buscar ahora para ti:
una tumba de soldado.
Y hela aquí.

Todo cansa todo pasa.
Una mirada hacia atrás,
y marchémonos a casa.
Allí hay paz.

George Gordon Byron  1788 - 1824 Inglaterra
Poeta inglés, mas conocido como: Lord Byron

Camina bella (Lord Byron)

 Camina bella

Lord Byron
Camina bella, como la noche
De climas despejados y cielos estrellados;
Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
Se reúne en su aspecto y en sus ojos:
Enriquecida así por esa tierna luz
Que el cielo niega al vulgar día.

Una sombra de más, un rayo de menos,
Habría mermado la gracia sin nombre
Que se agita en cada trenza de negro brillo,
O ilumina suavemente su rostro;
Donde pensamientos serenamente dulces expresan
Cuán pura, cuán adorable es su morada.

Y en esa mejilla, y sobre esa frente,
Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,
Las sonrisas que vencen, los tintes que brillan,
Y hablan de días vividos en bondad,
Una mente en paz con todo,
¡Un corazón cuyo amor es inocente!

George Gordon Byron  1788 - 1824 Inglaterra
Poeta mas conocido como: Lord Byron

Te vi llorar (Lord Byron)

 Te vi llorar

Lord Byron
¡Yo te vi llorar! Tu lágrima, mía,
en tu pupila azul brillaba inquieta,
como la blanca gota de rocío
sobre el tallo delicado de la violeta.

¡Te vi reír! Y un fértil mayo,
las rosas deshojadas por la brisa
no pudieron dibujar en su desmayo
la inefable expresión de tu sonrisa.

Así como las nubes en el cielo
del sol reciben una luz tan bella,
que la noche no borra con su beso,
ni eclipsa con su luz la clara estrella.

Tu sonrisa transmite la fortuna
al alma triste, y tu mirada incierta,
deja una dulce claridad tan pura
que llega al corazón después de muerta.

George Gordon Byron  1788 - 1824 Inglaterra.
Poeta mas conocido como: Lord Byron

No volveremos a vagar (George Gordon Byron)

 No volveremos a vagar

George Gordon Byron

Así es, no volveremos a vagar
Tan tarde en la noche,
Aunque el corazón siga amando
Y la luna conserve el mismo brillo.

Pues así como la espada gasta su vaina,
y el alma consume el pecho,
Asimismo el corazón debe detenerse a respirar,
e incluso el amor debe descansar.

Aunque la noche fue hecha para amar,
Y los días vuelven demasiado pronto,
Aun así no volveremos a vagar
A la luz de la luna.

George Gordon Byron  1788 - 1824 Inglaterra.
Poeta inglés, mas conocido como Lord Byron.

Oda a la melancolía (John Keats)

 Oda a la melancolía

John Keats

No vayas al Leteo ni exprimas el morado
acónito buscando su vino embriagador;
no dejes que tu pálida frente sea besada
por la noche, violácea uva de Proserpina.
No hagas tu rosario con los frutos del tejo
ni dejes que polilla o escarabajo sean
tu alma plañidera, ni que el búho nocturno
contemple los misterios de tu honda tristeza.
Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta,
y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.


Pero cuando el acceso de atroz melancolía
se cierna repentino, cual nube desde el cielo
que cuida de las flores combadas por el sol
y que la verde colina desdibuja en su lluvia,
enjuga tu tristeza en una rosa temprana
o en el salino arco iris de la ola marina
o en la hermosura esférica de las peonías;
o, si tu amada expresa el motivo de su enfado,
toma firme su mano, deja que en tanto truene
y contempla, constante, sus ojos sin igual.


Con la belleza habita, belleza que es mortal.
También con la alegría, cuya mano en sus labios
siempre esboza un adiós; y con el placer doliente
que en tanto la abeja liba se torna veneno.
Pues en el mismo templo del Placer, con su velo
tiene su soberano numen Melancolía,
aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosa
boca muerde la uva fatal de la alegría.
Esa alma probará su tristísimo poder
y entre sus neblinosos trofeos será expuesta.


John Keats, Londres, Inglaterra, 1795 - Roma, Italia, 1821, Poeta británico

Canto pagano (Rudyard Kipling)

 Canto pagano

Rudyard Kipling

Yo que he estado donde he estado.
Yo que he ido donde he ido.
Yo que he visto lo que he visto
cómo podría nunca competir
otra vez con la terrible vieja Inglaterra,
casas a ambos lados de la calle,
cercas a los dos lados del camino,
en medio el sacerdote y las gentes de buena familia,
si nos encontramos, tocan mi sombrero
¿Yo que he visto lo que he visto?

Yo que he mirado medio mundo
levantarse brillante entero con el rocío,
que pone un velo de lluvia al sol,
y tan pronto como la niebla abre el paso
nuestro helio parpadea y parece divertido
tres lados de una plaza de noventa millas,
sobre valles tan grandes como un condado
¿Estáis allí? Estáis allí? ¿Estáis allí? Lluvia,Rocio,
Y el ritmo ciego entonces de nuestro fuego.
ruedo por la grama en la Terratenencia,
                                                                                  ¡yo!

Yo que he cabalgado a través de la oscuridad
con frecuencia, al final, cuarenta millas,
por todo el Rancho Mahollisberg,
con las estrellas sólo como guía
y sólo la noche como amiga,
y las cosas que huyen a mi paso,
y cosas que entre la hierba saltan,
y el silencio, el resplandor y el tamaño
de las alturas, indecibles cielos
estoy llevando algunas cartas casi
tanto como a una milla de la posta,
y «si no te importa regresa con el cambio.
                                                                                         ¡Yo!

Yo que he visto a Barbeton cogido
cuando caímos a través de las nubes sobre su cabeza,
tiraron los revólveres y huyeron
yo que cruzaba la Colina del Diamante,
y Pieters y Springs y Belfast
desde Dundee y todo Vereeniging
yo que aguanté hasta el final
(cinco galones relucen en mi pecho)
aprovecho mi domingo en la escuela,
con la ayuda del Terrateniente y de su mujer
(sin mencionar la criada y la cocinera),
entrar y manos arriba y sé todavía
trabajar honestamente por mi pan,
mi vida en este estado de vida
que complacerá a Dios que habrá de llamarme
                                                                                                ¡a mí!

Yo que he seguido mi oficio
allí donde los Rayos se fabrican;
entre las Lluvias y el Sol y la Luna
yo que me he acostado y levantado
tres años con el cielo como tejado-
que he soportado hambre y sed
seis mil millas enteras a pie,
con el Vaal y Orange como vaso,
el Brandwater Basin era el plato
¡Oh! difícil es comportarse como ellos quieren
(demasiado difícil, y tal vez demasiado pronto),
tendré antes que pensarlo
                                                       ¡yo!

Apareceré y de aquí me iré
viajaré al Sur y me aseguraré
si son sólo mis encantos o no
que hace pálida en Inglaterra la luz del sol,
y estropea en Inglaterra las brisas,
algo pequeño se ha perdido,
Yo que sé de un sol y de un viento,
algunos llanos, detrás una montaña,
y algunas tumbas junto a cercas de espino,
y un alemán con quien me he pegado fuerte me da
un trabajo donde me inclino
a mirar en una silla y vivo
donde no hay una carretera ni un árbol-
sino sólo mi Hacedor y yo,
esto -creo- ha de curarme o matarme,
por eso creo que allí tendré que ir a verlo.
                                                                                        ¡Yo!


Rudyard Kipling: Bombay, India 1865 - Londres, Reino Unido 1936.
Kipling obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1905
Escribió 2 libros de poemas Gunga Din y Si, el poema “Si” esencialmente es casi un himno dirigido al alma del lector.

El rostro vi de mi difunta esposa (John Milton)

 El rostro vi de mi difunta esposa

John Milton

El rostro vi de mi difunta esposa,
devuelta, como Alceste, de la muerte,
con que Hércules acrecentó mi suerte,
lívida y rescatada de la fosa.

Mía, incólume, limpia, esplendorosa,
pura y salvada por la ley tan fuerte,
y contemplo su hermoso cuerpo inerte
como el que está en el cielo en que reposa.

De blanco a mí llegó toda vestida,
cubierto el rostro, y alcanzó a mostrarme
que en amor y en bondad resplandecía.

¡Cuánto brillo, reflejo de su vida!
Pero ¡ay! que se inclinó para abrazarme
y desperté y vi en noche vuelto el día.

John Milton, Inglaterra 1608 - 1674.
Está considerado uno de los mejores poetas en lengua inglesa

Al señor Cyriac Skinner sobre su ceguera (John Milton)

 Al señor Cyriac Skinner sobre su ceguera

John Milton
Tres años ya mis ojos, que se abrieron
a ese mundo exterior sin mancha alguna,
privados de la luz y la fortuna,
se olvidaron de ver lo que antes vieron.

Ya sol, luna y estrellas se perdieron,
hombre y mujer. Disputa inoportuna:
contra el poder del cielo no hay ninguna
razón, sino bogar donde otros fueron.

¿Y preguntas aun qué me sostiene?
La conciencia de haberlos empleado
en libertad, que es noble causa mía,

de lo que toda Europa hablando viene.
Esto del mundo vano me ha salvado:
ser ciego mas feliz. No hay mejor guía.

John Milton, Inglaterra 1608 - 1674.
Está considerado uno de los mejores poetas en lengua inglesa

El paraíso perdido (John Milton)

 El paraíso perdido

John Milton

Si eres aquél ¡Cuán caído y diferente
Te ves de aquél que, en los felices reinos
De la luz, y con trascendente brillo,
Eclipsaba a ángeles a millares
Por más que esplendorosos!… Si eres aquél
Que en mutua alianza, consejo y pensamiento
Unidos, esperanza y riesgo iguales,
En la gloriosa empresa te juntaste
Conmigo aquella vez, el infortunio
Ahora en igual ruina nos enlaza;
En qué abismo caímos de la altura,
Ya lo ves, tanto más poderoso
Él demostró que era con su rayo,
Y hasta entonces ¿quién conocer podía
La fuerza de aquellas terribles armas?
Con todo, ni por ellas ni por cuanto
El fuerte Vencedor pueda infligirnos
Con su ira me arrepiento yo ni cambio,
Aunque haya cambiado el lustre externo,
Aquel firme propósito y altivo
Desdén, sensible al mérito ofendido,
Que a contender con Dios me levantó,
Arrastrando hacia la feroz batalla
Un incontable ejército de espíritus
Que a despreciar su reino se atrevieron,
Y a mí me prefirieron y enfrentaron
Con adverso poder al del más alto
En incierto combate en las llanuras
Del Cielo, y su trono sacudieron.
¿Qué importa que el combate se perdiera?
No todo se ha perdido; la indomable
Voluntad y las ansias de venganza,
El odio inmortal, el valor firme
Que nunca es sometido ni se rinde
¿En qué consiste, pues, no ser vencido?
Esta gloria jamás su ira y potencia
Arrancarán de mí. Doblarme y suplicar
Su gracia de rodillas ensalzado
El poder del que el terror de este brazo
Poco ha puso en peligro su imperio.
Sería humillación, una ignominia
Y vergüenza peor que esta caída;
Ya que por sino ni el poder de dioses
Ni esta empírea substancia fallar puede;
Ya que con la experiencia de este encuentro,
En armas no inferiores y teniendo
Más previsión y una mayor confianza
Podemos sostener con fuerza o fraude
Una eterna, irreconciliable guerra
Contra nuestro Enemigo que hoy triunfante
En exceso de dicha, reina solo
Y detenta la tiranía del Cielo.


John Milton, Inglaterra 1608 - 1674.
Está considerado uno de los mejores poetas en lengua inglesa

Sweeney entre los ruiseñores (T. S. Eliot)

 Sweeney entre los ruiseñores

T. S. Eliot

Sweeney cuello de simio extiende sus rodillas
Descolgando sus manos para reír,
Hinchándose hasta parecer Jirafa
Los círculos de la luna tormentosa
Se deslizan hacia el este, hacia el río de la Plata.
La Muerte y el cuerpo se desvían arriba
Y Sweeney guarda los pórticos encornados.
El tenebroso Orión y el perro
Están velados; y calmados los estremecidos mares;
La persona en la capa española
Trata de sentarse sobre las rodillas de Sweeney;
Resbala y empuja el mantel de la mesa
Vuelca una taza de café
Se reorganiza en el suelo
Bosteza y se sube una media;
El hombre silencioso vestido de marrón moka
Se deja caer en el alfeizar de la ventana y bosteza;
El camarero trae naranjas
Bananas, higos y uvas de invernadero;
El silencioso vertebrado marrón
Se contrae y concentra, se quita.

Rachel Née Rabinovich
Arranca las uvas con garras asesinas;
Ella y la dama en la capa
son sospechosas, se piensa están ligadas;
Por lo tanto el hombre con ojos pesados
Rechaza el gambito, muestra fatiga;
Deja el cuarto y reaparece
Fuera de la ventana, inclinándose
Ramas de glicinas
Circunscriben una mueca dorada.
El anfitri6n conversa con alguien indistinto
Conversa aparte en la puerta,
Los ruiseñores están cantando cerca
Del convento del Sagrado Corazón
Y cantaron dentro de la arboleda sangrienta
Cuando Agamenón gritó
Y dejaron caer su líquido dividido
Para mancillar el duro, deshonrado sudario.

T S Eliot: Inglaterra 1888 – 1915
Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot, fue un poeta, dramaturgo y crítico literario británico - estadounidense.

Ojos astrales (José Hernández)

x   José Hernández Si Dios un día, cegara toda fuente de luz, el universo se alumbraría con esos ojos que tienes tú. Pero si lleno de  agrio...