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La luna (Jaime Sabines)

 La Luna

Jaime Sabines

La Luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.

Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.

Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.

Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

Jaime Sabines: México 1929 - 1999
Poeta

Romance satírico (Francisco de Quevedo)

 Romance satírico

Francisco de Quevedo

Pues me hacéis casamentero,
Ángela de Mondragón,
escuchad de vuestro esposo
las grandezas y el valor.

Él es un Médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio y el bolsón.

Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce, y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.

En entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego dicen los niños:
«Dios perdone al que murió».

Y con ser todos mortales
los Médicos, pienso yo
que son todos venïales,
comparados al Dotor.

Al caminante, en los pueblos
se le pide información,
temiéndole más que a la peste
de si le conoce, o no.

De Médicos semejantes
hace el Rey nuestro Señor
bombardas a sus castillos,
mosquetes a su escuadrón.

Si a alguno cura, y no muere,
piensa que resucitó,
y por milagro le ofrece
la mortaja y el cordón.

Si acaso estando en su casa
oye dar algún clamor,
tomando papel y tinta
escribe: «Ante mí pasó».

No se le ha muerto ninguno
de los que cura hasta hoy,
porque antes que se mueran
los mata sin confesión.

De envidia de los verdugos
maldice al Corregidor,
que sobre los ahorcados
no le quiere dar pensión.

Piensan que es la muerte algunos;
otros, viendo su rigor,
le llaman el día del juicio,
pues es total perdición.

No come por engordar,
ni por el dulce sabor,
sino por matar la hambre,
que es matar su inclinación.

Por matar mata las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciégalo vive
a la sombra de un rincón.

Su mula, aunque no está muerta,
no penséis que se escapó,
que está matada de suerte
que le viene a ser peor.

Él, que se ve tan famoso
y en tan buena estimación,
atento a vuestra belleza,
se ha enamorado de vos.

No pide le deis más dote
de ver que matáis de amor,
que en matando de algún modo
para en uno sois los dos.

Casaos con él, y jamás
vïuda tendréis pasión,
que nunca la misma muerte
se oyó decir que murió.

Si lo hacéis, a Dios le ruego
que os gocéis con bendición;
pero si no, que nos libre
de conocer al Dotor.

Francisco de Quevedo: 1580 - 1645, España.

El ego

 El ego y el super ego




 


El yo (ego), el super yo (super ego) y el ello.

Freud indica que la personalidad es el motor o la energía que mueve a la persona hacía la muerte, la energía o personalidad proviene de dos causas: los impulsos de la vida (eros) que se manifiestan en la paz y los de la muerte (tanatos) que se manifiestan en la agresividad.







Freud describió lo que se llama: Elementos Estructurales de la Mente; el Yo (Ego), el Super Yo (Super Ego) y el Ello, que conforman al personalidad.









El Yo, es la parte que reconoce y ejecuta las acciones propias de la personalidad, percibe, decide y discrimina y controla los deseos que provienen del ello y lo logra con el uso de los mecanismos de auto defensa, impone sacrificios y renuncias que a veces la realidad le impone.

El Super yo, aprueba o rechaza las exigencias del Ello, es la voz de la conciencia moral que resulta de los valores trasmitidos por los padres, la escuela y que rigen la conducta de la sociedad.

El Ello es el deposito de los impulsos instintivos, es la parte del subconsciente en que están los impulsos y busca satisfacción inmediata de los deseos sin que importen las consecuencias cuando desborda los controles del Super Yo, el Ello es irracional y dominado por el principio del placer



Sigmund Freud, Pribor,  
Nació el 6 de mayo 1856 en Pribor, República Checa.
Murió el 23 de septiembre de 1939 en Londres, Inglaterra 1939, Médico neurólogo.
Padre del Psicoanálisis.



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