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La voz a ti devida (Pedro Salinas)

 La voz a ti devida

Pedro Salinas

Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

Pedro Salinas Serrano: España 1891 -  Estados Unidos 1951.

Bajo tu clara sombra (Octavio Paz)

 Bajo tu clara sombra

 Octavio Paz

Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo
un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto; Arena, besos, labios,
como el mar que se enciende
cuando toca la frente de la aurora;
unos tobillos, puentes del verano;
unos muslos nocturnos que se hunden
en la música verde de la tarde;
un pecho que se alza
y arrasa las espumas;
un cuello, sólo un cuello,
unas manos tan sólo,
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena….
Esto que se me escapa,
agua y delicia obscura,
mar naciendo o muriendo;
estos labios y dientes,
estos ojos hambrientos,
me desnudan de mí
y su furiosa gracia me levanta
hasta los quietos cielos
donde vibra el instante;
la cima de los besos,
la plenitud del mundo y de sus formas.

 Octavio Paz: México, 1914, 1998.

A su amada (Pierre de Ronsard)

 A su amada 

Pierre de Ronsard

Mi pequeña palomita, 
mi pequeña, toda linda, 
perlita mía, besadme: 
con la boca toda llena 
de amor, quitadme la pena 
de mi amoroso cuidado.

Cuando yo os diga: niña mía 
acercaos, necesito 
nueve besos a la vez, 
dadme solamente tres, 
como los que Diana guerrera 
le. dio a Febo su hermano 
y la Aurora a su viejo… 
Luego, retirad la boca,
 y lejos, toda esquivez,
 huid con pie bullicioso.

Como un toro por el prado 
corre detrás de su amada, 
así yo, lleno de ira, 
correré, loco, tras vos, 
y sujeta con fuerte mano 
os retendré, de igual modo 
que un águila al tembloroso pichón. 
Entonces, fingiéndoos ruborosa 
de darme los otros besos, 
iniciaréis vos el gesto.

Pero en vano estaréis colgada 
de mi cuello, esperando 
(los ojos un poco bajos) 
perdón de mi pecho herido. 
Pues en lugar de seis he de pediros 
más besos que estrellas nunca 
tuviera el cielo; más que arena 
se acumula en la orilla 
arrastrada por el agua 
cuando airada se estrella contra las rocas.

Pierre de Ronsard: 1524 - 1585 Francia.

Soneto (Rafael Alberti)

 Soneto 

Rafael Alberti

Oh tú mi amor, la de subidos senos
en punta de rubíes levantados
los más firmes, pulidos, deseados,
llenos de luz y de penumbra llenos.

Hermosos, dulces, mágicos, serenos
o en la batalla erguidos, agitados,
o ya en juegos de puro amor besados,
gráciles corzas de dormir morenos.

Oh tú mi amor, el esmerado estilo
de tu gran hermosura que en sigilo
casi muriendo alabo a toda hora.

Oh tú mi amor, yo canto la armonía
de tus perfectos senos la alegría
al ver que se me abren cada aurora.

Rafael Alberti: 1902 - 1999, España.

Si alguien llama a tu puerta (Gabriel García Márquez)

    Si alguien llama a tu puerta Gabriel García Márquez Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,  Y algo de tu sangre late y no reposa En su...