El alto velero
Salvatore Quasimodo
Cuando vinieron los pájaros a mover las hojas
de los árboles amargos junto a mi casa
eran ciegos volátiles
nocturnos que horadaban
sus nidos en las cortezas,
alcé la frente hacia la luna
y vi un alto velero.
Al borde de la isla el mar era sal;
y se había tendido la tierra y antiguas
conchas relucían pegadas a las rocas
en la rada de enanos limoneros.
Y le dije a mi amada, que en sí llevaba un hijo mío
y por él tenía siempre el mar en el alma:
Estoy cansado de estas olas que baten
con ritmo de remos,
y de las lechuzas
que imitan el lamento de los perros
cuando hay viento de luna
en los cañaverales.
Quiero partir, quiero dejar esta isla.
Y ella: Querido,
ya es tarde: quedémonos.
Entonces me puse
a contar lentamente
los vivos reflejos
de agua marina
que el aire me traía
a los ojos
desde la mole
del alto velero.
Salvatore Quasimodo: 1901, Sicilia-Amalfi, 1968, Campania, Italia.
Poeta italiano.