Antiguo invierno
Salvatore Quasimodo
en la penumbra de la llama:
sabían a roble ya rosas,
a muerte. Antiguo invierno.
Buscaban el mijo los pájaros
y enseguida eran de nieve;
e igual las palabras.
Un poco de sol, un estrellón de ángel.
y luego la niebla; y los árboles,
y nosotros hechos de aire en la mañana.
No he perdido nada
Todavía estoy acá, el sol gira
a mis espaldas como un halcón y la tierra
repite mi voz en la tuya.
Y vuelve a empezar el tiempo visible
en el ojo que redescubre la luz.
No he perdido nada.
Perder es ir más allá de un diagrama del cielo
a lo largo de movimientos de sueños, un río
lleno de hojas.