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Al mar (Alekxandr Pushkin)

 Al mar

Alexandr Pushkin

¡Adiós, libérrimo elemento!
Contemplo por postrera vez
tus olas célicas al viento,
tu hermosura y altivez.

Cual queja triste de un amigo,
como su voz de despedida,
tu imperativo, mustio ruido
por vez postrera se avecina.

¡Límite ansiado de mi alma!
Por tus orillas en tinieblas
tan a menudo yo vagaba,
atormentado por mi idea.

¿Y no amé tu eco acaso,
todo el fragor de tus abismos,
y el silencio al ocaso,
y el arrebato advenedizo?

La barca fiel del pescador
que guardas tú, mar, por antojo,
roza el oleaje con valor,
mas desenfrenas tu enojo
y se hunde en banda la mejor.

No supe, al fin, abandonar
tu orilla inmóvil, aburrida,
ni alegre agradecerte, mar,
y por tus crestas orientar
mi tan poética huida.

Oí tu voz, encadenado,
en vano mi alma se partía:
de una pasión quedé encantado
y no abandoné tu orilla.

No lo lamento. ¿A dónde, es cierto,
quisiera, indolente, ir?
Un solo punto en tu desierto
me admiraría en el vivir.

Es el sepulcro de la gloria...
Reposa, fría, en el peñón,
aún solemne, la memoria:
allá moría Napoleón.

Murió sufriendo sin remedio,
y, como el trueno a la tormenta,
en pos de él se fue otro genio,
amo de nuestros pensamientos.

La libertad lloró su arte,
dejó el genio su aureola.
Oh, mar, conmueve hoy las olas,
el poeta siempre fue tu vate.

Tu imagen fue su distintivo,
tu alma lo forjó sensible,
igual que tú, hondo y sombrío,
también potente e invencible.

Quedó vacío el mundo... ¿A dónde
me llevarías, mar hermano?
El mismo sino al mundo ronda
doquier, al bien vigila oronda
la monarquía o el tirano.

¡Adiós, pues, mar! No he de olvidarme
de tu espléndida belleza,
y oiré al caer la tarde
tu voz, fragor que embelesa.

Al bosque, a la llanura hosca,
pleno de ti, me llevo ahora
tus claroscuros, golfos, rocas
y el murmullo de tus olas.

Todo lo sacrifico a tu memoria

Todo lo sacrifico a tu memoria:
los acentos de la lira inspirada,
el llanto de una joven abrasada,
el temblor de mis celos. De la gloria
el brillo, y mi destierro tenebroso,
lo bello de mis claros pensamientos
y la venganza, sueño tormentoso
de mis encarnizados sufrimientos.

Alekxandr Pushkin, Rusia: 1799 - 1837.

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