4 poemas cortos de Eduardo Galeano

 La esperanza


La esperanza tiene dos hijas:
la indignación y la valentía.
La indignación nos enseña a decir no
a las situaciones injustas,
a las desigualdades que nos oprimen.
La valentía nos enseña a luchar,
a persistir a pesar de las dificultades.
La esperanza es el motor de la transformación,
es la chispa que enciende la llama del cambio.

Los nadies

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Llorar


Fue en la selva, en la Amazonia ecuatoriana.
Los indios shuar estaban llorando a una abuela moribunda.
Lloraban sentados, a la orilla de su agonía.
Un testigo, venido de otros mundos, preguntó:
¿Por qué lloran delante de ella, si todavía está viva?
Y contestaron los que lloraban:
Para que sepa que la queremos mucho.

Fuegos

Cada persona brilla con luz propia
entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos,
no alumbran ni queman;
pero arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano: 1940 - 2015,  Montevideo, Uruguay.

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